viernes, 15 de octubre de 2004

Hugo Montes: "Formamos alumnos que no tienen idea del tiempo ni del espacio"

En una entrevista a Hugo Montes, realizada por Mauricio Lob para Revista Qué Pasa del 5 de abril de 2002, el Premio Nacional de Educación y coautor de los textos de Castellano que marcaron a varias generaciones, critica los programas y contenidos de la reforma educacional, porque "no toman en cuenta la realidad de los profesores" e "invitan al caos mental". Los invito a leerla y compartir sus opiniones.

Todavía se espanta Hugo Montes Brunet (75 años), cuando recuerda el resultado de una pequeña encuesta realizada a los cuartos medios de colegios del barrio alto de Santiago. Los alumnos tenían que relacionar a 14 autores con sus obras literarias. Sólo un estudiante vinculó a Ercilla con La Araucana, muy pocos a Gabriela Mistral con los Sonetos de la Muerte o a Neruda con Canto General, y ninguno acertó con Bécquer y sus Rimas y Leyendas. El consuelo: la mayoría asoció a Miguel de Cervantes con El Quijote de la Mancha.

"Esto te desespera", repite Montes sin cansarse. Y es entendible el reclamo de un profesor que se ha dedicado por casi 50 años a la enseñanza, que recibió el Premio Nacional de Educación (1995) y fue coautor de una completa colección de textos con la que estudiaron varias generaciones a partir de 1956: los Montes y Orlandi, que se utilizaban para enseñar la asignatura cuando todavía se llamaba Castellano.

Los alumnos de hoy asisten a clases de "Lenguaje y Comunicación", ramo que se denomina así desde que entró en vigencia la reforma educacional (1996). Y aunque admite grandes avances desde entonces, el ex rector del Colegio Saint George, fundador y ex director del Colegio San Esteban Diácono, reclama contra la forma en que se está impartiendo hoy la asignatura que ama. Asegura que no quiere ser "añejo ni anticuado", pero critica porque "quiero mucho a mi país, a los niños y creo que esto se podría haber hecho mucho mejor:

-Yo creo que si se enseña dignamente lingüística, literatura, gramática, a los niños les gusta. En Chile, hoy y desde hace tiempo enfrentamos una crisis lectora. Y con una cierta simplificación exagerada se dijo: "Pero miren, ¡cómo van a leer el Cid que es tan antiguo, Jorge Manríquez que es tan antiguo, el Quijote que es tan largo, Bécquer y esa cosa romántica de golondrinas y veranos". Quisieron cambiar y se abarató todo esto, se dejó en un lugar muy secundario a los clásicos, pensando que los niños tenían que leer sólo productos como El señor de los anillos o las cosas que están de moda".

-¿Usted culpa a la reforma educacional?.

- A los actuales planes y programas que están incluidos dentro de la reforma educacional. Porque en ella hay muchas cosas positivas: que se haya aumentado la cobertura de prebásica; que se haya ampliado hasta casi el 100 % la alfabetización; que se esté soñando con pasar de ocho a 12 años la instrucción obligatoria, que se extienda la jornada escolar...

- ¿Y cuáles son las negativas?.

- Los programas son excesivamente largos. Un director de colegio recibe 12 programas distintos con un promedio cercano a las 200 páginas, para cada una de las 14 asignaturas. El solo hecho de imponerse de sus contenidos demanda un tiempo exagerado. Piense en los profesores de Combarbalá o de Canela, que primero tienen que esperar hasta recibirlos y luego tienen que leerlos y aplicarlos. Segundo, están escritos en un lenguaje extensísimo, absurdo, innecesariamente abstruso. Con un orden que no invita a la enseñanza, por ejemplo, de la literatura. A lo menos en Castellano promueven una tremenda dispersión.

- Y eso que se trata de la asignatura Lenguaje y Comunicación...

- Y va a llegar a los profesores de Canela. Bueno, el programa presenta como "su principio estructurante en relación con el discurso argumentativo, lograr la adquisición de competencias amplias respecto de la reflexión y producción del discurso argumentativo, comprendiéndolo y valorándolo como un instrumento de entendimiento y comprensión entre las personas". ¿Me puedes hacer un resumen tú de eso? Muchacho, "huye de la afectación", como aconsejaba Cervantes. Antonio Machado le dictó una vez a un joven: "Los sucesos consuetudinarios que acaecen en la rúa". Luego le pidió al alumno que dijera lo mismo en forma simple y él, muy inteligente, respondió: "Lo que pasa en la calle". Yo no digo que estemos en eso, pero estamos cerca.

- ¿No se supone que los profesores deben entender ese lenguaje?.

- Es que aquí ha habido un lenguaje absurdo. Se usa todo el tiempo el término discurso, que empleamos en la universidad, entre los catedráticos. Pero ya nosotros tenemos que ver hasta dónde los utilizamos respecto de nuestros alumnos universitarios. No tiene por qué usarse ese lenguaje en textos que van a los profesores, incluidos los rurales. Esto es grave.

- ¿Y usted cree que sólo por eso se lee menos?.

- Por la televisión, internet, el consumismo y muchas cosas, pero en gran parte por culpa de los programas. Porque hubo un tiempo en que se descubrió el estructuralismo y una serie de otros "ismos". Una vez se me acercó un papá obrero y me pidió ayuda. Tenía un niño en octavo o en primero medio y le habían pedido que distinguiera entre "argumento", "motivo", "tema". Se había hablado innecesariamente en difícil. Cuando a ti te entregaban Martín Rivas, te gustaba o no te gustaba. Pero si te preguntan por el "motivo", "distinción con el argumento", "distinción con el resumen", pierdes el cariño por el libro. Pasas a ser una especie de pseudo científico. Y el ministerio no se ha apartado de eso. Los programas están hechos, a menudo, por académicos de buen nivel, pero que no tienen idea de la realidad práctica de los profesores.

- ¿Y cómo es esa realidad?.

- Entre los objetivos fundamentales del programa se dice que hay que destinar tiempo preferencial a la literatura y se fija como mínimo leer seis obras en el año. Pero también se exige que sean de distinta época, cultura y género, y las van a leer niños de 15 a 16 años que todavía no se ubican bien en el mundo. Aquí se pide el desorden y no es lo mismo estudiar a Homero que a García Márquez. Entonces, el problema que se les arma en la cabeza a los niños es enorme. A eso se suma la globalización, en que tú estás en Afganistán y al segundo estás en el chocolate de la publicidad. El niño está bombardeado por cosas parejas, planas. Eso ya lo dispersa mucho y nosotros tenemos que hacer esfuerzos por concentrarlo. Pero si el currículo mismo te está llamando al desorden, formamos unos alumnos que no tienen idea del tiempo ni del espacio. Terminas pasando a Homero al lado de Como Agua para Chocolate.

- Pero en teoría los programas cambiaron sólo la metodología para lograr ciertos objetivos.

- Claro, que el niño se exprese bien, que se comunique bien, que respete el discurso... Pero ¿por qué tiene que hacerse a base de la dispersión? La gran mayoría de los profesores va a poner a García Márquez con La Celestina. Te dicen hoy que al colegio no se va a aprender sino a aprender a aprender. Pero cuando uno tiene experiencia con los niños, sabe que la computación no basta, porque hay que saber asociar la información, integrarla, pasarla por uno mismo. Yo no acepto trabajos que vengan con mucho monito y muy perfectos, porque sé que el niño sólo apretó el botón. Tú le haces dos preguntas y no tiene idea de lo que entrega. No me vengan con que sólo hay que aprender a aprender.

- ¿Y qué ocurre con los textos de estudio?.

- Los hacen las editoriales y, naturalmente, tienen que estar de acuerdo con los contenidos del programa. Tienen muy buen color, muy buena técnica de impresión, gráfica, diagramación, llenos de flechas, etc. Pero es un potpurrí absoluto de contenidos. Si se los entregas así a los niños, ellos obviamente se pierden. Olvídate de sistematizar, de ordenar, de asociar, de vincular contenidos con alguna otra asignatura. Esto te desespera.

- ¿Los programas dejan espacio para la decisión de los profesores?.

- Los profesores no saben qué hacer. Aquí está el meollo del mal rendimiento. Y por desgracia está comenzando. Si no se mejora o no se da la libertad para que los profesores planifiquen y vuelvan a ciertos órdenes sensatos, no sé dónde vamos a llegar. Los programas enuncian unos objetivos amplísimos. Los contenidos mínimos son tan extensos que tú no puedes incluir nada extra, porque para pasar lo mínimo empleas todo el año. El sistema no toma en cuenta a los profesores, invita a un caos mental. Yo no quiero ser añejo ni anticuado ni repetir la cosa vieja. Si está bien que se amplíe la enseñanza, que se actualice, que tengamos una mayor participación del alumno. Yo siempre perseguí esa libertad. Pero dentro de eso es el profesor quien tiene que ordenar los contenidos, explicarlos, encausar al niño. Tú no les hablas a tus hijos como "los sucesos consuetudinarios que acaecen en la rúa". Y pretendes que cuando grandes cuenten uno, dos, tres y no digan "a" en vez de cuatro...

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Huellas de "Profe"

Hugo Montes es abogado; profesor de castellano; doctor en filosofía y letras; poeta y ensayista.

Es director de la Revista Chilena de Literatura.

Entre sus obras destacan la colección completa de textos de estudio de Castellano Montes y Orlandi; Ideario político de Baltasar Gracián (1949); Historia de la literatura chilena (coautor con Orlandi, 1956); Alto sosiego (1964); Macchu Picchu en la poesía (1972); Obra poética (1981); Por nuestro idioma (1992); Asedio a la poesía (1997).

El lenguaje de la reforma.

Las mayores críticas de Hugo Montes se refieren al lenguaje utilizado en los actuales programas oficiales del Ministerio de Educación y a la dispersión que se fomenta en los textos de estudio.
* El siguiente es un extracto del programa para la asignatura de Lenguaje y Comunicación de Tercero Medio: "Para el logro de las competencias necesarias en la práctica del discurso argumentativo, el programa de tercer año medio se propone proporcionar a los estudiantes variadas experiencias de producción y reflexión de este tipo de textos, que a la vez que desarrolle en ellos las habilidades comunicativas requeridas para la adecuada y pertinente construcción, lectura y comprensión de este tipo de discurso, es necesario adquirir conciencia del valor y sentido que tiene la clara exposición de nuestros pensamientos, para el entendimiento y comprensión entre las personas y para la construcción de una adecuada convivencia".

* En cinco páginas consecutivas del libro de Lenguaje y Comunicación de Tercero Medio (Santillana), se incluye desde la lectura de un correo electrónico hasta una investigación sobre los textos jurídicos y sus términos (Auto, Fuero, Otrosí, Foja). También se contempla la lectura de un fragmento de El Príncipe de Nicolás Maquiavelo y una serie de actividades: grabar un programa de TV sobre "chilenos andariegos" y comentar su tipo de vida, o leer algún artículo de costumbres del siglo XIX (Vicente Pérez Rosales, Alberto Blest Gana o Jotabeche.